Los usuarios tienden a reconocer (rastrear) la información, opciones y funcionalidades de un sitio web antes que intentar predecirlas y posteriormente memorizarlas. Esto es debido a que el reconocimiento resulta más sencillo que la memorización.

Como postula Jakob Nielsen, los usuarios pasan la mayor parte de su tiempo visitando otros sitios web, cada uno de ellos con sus características, diseño y funcionalidades. ¿Qué razón tiene el usuario para memorizar concretamente el nuestro?.

Los iconos puede ser muy descriptivos y ayudar al reconocimiento. Todos reconocemos el icono del «disquete» como el encargado de «guardar». Esto hace que el usuario no tenga porque memorizar determinadas acciones o recorridos para guardar algo, en vez de ello simplemente reconoce el icono y actúa en consecuencia.

Pero la iconografía puede ser un arma de doble filo, si el icono no resulta tan descriptivo como el anterior caso, puede suceder que el usuario tenga que improvisar para saber que hace cada uno de ellos, en este momento estamos obligando al usuario a memorizar.

Por ello es preferible que los iconos estén acompañados de etiquetas concisas.

Un buen ejemplo práctico que lo ilustra puede ser la GUI de Google docs:

En realidad, la web no tendría porqué suponer ningún tipo de memorización, tampoco debería tener ninguna curva de aprendizaje. Lo ideal es que todo fuese evidente, y funcionase como un dialogo fluido y  simple entre web y usuario.